jueves, 16 de abril de 2009

Habla laura

Este poema un tanto sesgado, otro tanto doliente consta en El libro del fantasma. A veces, sospecho, es irreprimible no hallar en los ultimos tres versos una verdad irrefutable mientras los primeros parecen ocultar mas de lo que sugieren. Las responsabilidades del poeta, la voz ausente que en su réplica podría conjurar cada verso, cada afirmación, dictan el reverso de cualquier homenaje. Mas que nada agitan el filo de la distancia, de la ausencia, de lo que el cosmos ofrece a cada momento y en todos los sitios.


Yo que sostuve la agitada trama
del verso escrito al borde del abismo,
siempre volví la espalda al cataclismo.
Yo soy la que no está. La que no te ama.
Yo que alumbré con pertinaz ausencia
tu visión de poeta endemoniado
respondí a cada agónico llamado
con la misma estelar indiferencia.
Soy Hidra que venció, fiera salvaje
que al héroe despedaza y atormenta
pero recibe a cambio un beso tierno.
Te pregunto: ¿no es cruel el homenaje?
¿No esconde acaso la mayor afrenta?
Muchas puertas, mi amor, dan al infierno.

Alejandro Dolina

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