domingo, 19 de abril de 2009

Casanova y Chapillon (I)

Casanova conoció a Charpillon cuando esta tenía apenas doce o trece años. Su abuela le hizo agarrarse una rabieta cuando le negó una chuchería y Casanova en un impulso de hombre galante, que prefiere evitar el llanto de una niña, se la compra para luego obsequiársela.
No supo nada más de ella hasta un tiempo después. Charpillon se había convertido en una exquisita mujer de pelo castaño, con ojos color miel, piel severamente clara, senos redondeados y gentiles que impactaron de manera honda a Casanova. La familia de Charpillon, madre, abuela y sus dos tías, era una familia de prostitutas bastante conocida en Berna. El gobierno helvético enterado de que se las calificaba de chourren, putas en castellano, les ordenó que abandonasen la ciudad, ofreciendo incluso pagar los gastos del viaje. De esta manera arriba a Londres, la hermosa Charpillon que hará quedar como un idiota al brillante seductor.


Casanova estaba confiado en que no le sería difícil hacerse de los favores de Charpillon que, según refiere, desde el primer encuentro le ha robado el corazón. Pese a los consejos de sus amigos que lo ponen en alerta acerca de los hábitos de Charpillon, él prosigue en la empresa. Si bien le concede cien guineas con el pretexto de lanzar al mercado un bálsamo de vida cuyo secreto posee la abuela, no le permite ninguna intimidad se niega a que le agarre de la mano cuando intenta besarla. Casanova, molesto, perplejo, asedia a la muchacha. La va a visitar con frecuencia a su departamento del Soho donde mora con su madre, su abuela, su tres tías. El instinto de Casanova podría haberle advertido pues reconoció en la parentela de Charpillon a quienes él hizo un préstamo de seis mil libras que nunca le devolvieron. No obstante, olvidaría todo si el gesto favoreciera sus escarceos con la joven. Tan pronto habla de dinero, Charpillon lo frena en seco proponiéndole que la conquiste como un amante razonable y no como un bruto. Y Giovanni la visita cada día como su prometido.

Lleva siempre un regalo. La saca a los espectáculos y a largos paseos por la campiña. Por todo consigue besarle la mano, aguardando que pasen las dos semanas de cortejo que ella le había propuesto. Ultimo día de la penitencia: esa noche sería suya cuando le entregase cien guineas a su madre. Charpillon no se entrega a él: “apenas se mete en la cama, me acerco a ella para estrecharla en mis brazos, pero la encuentro peor que vestida. Acurrucada en la larga camisa, con los brazos cruzados y la cabeza hundida en el pecho, me deja decir todo cuanto se me antoja.”Ante esa rechazo la pasión de Casanova se convierte en furia, le desgarra la camisa y llevándole las manos al cuello, se siente tentado a estrangularla. Recordando treinta años después alega: “Noche desoladora, noche cruel durante la cual hable al monstruo en todos los tonos: dulzura, cólera, razón, desesperación, ruego, lagrimas, caricias y atroces insultos…”
En otra oportunidad Chapillon lo atrae en el césped de un parque y al resguardo de los matorrales finge casi entregársele. Induce hasta tal punto a Casanova que éste loco de rabia con el corazón tumultuoso, saca un cuchillo del bolsillo y amenaza con degollarla. Elle se escapa y se unen a sus acompañantes.Algún tiempo después Charpillon le propone otra cosa: solo aceptaría intimidad con él fuera de su casa y de la casa de él. Casanova alquila entonces una casa en Chelsea y entrega la letra de cambio por la deuda que tenía contra su madre y sus tías. Ella ofrece como pretexto una indisposición natural para no cumplir la promesa.Escaso de ingenio, Casanova saca a relieve la charada, la abofetea y la saca a patadas de la cama cubriéndole el rostro de sangre. El propietario se la quita de las manos antes de que vaya más lejos.

Una semana mas tarde lleno de arrepentimiento se pone de rodillas ante aquella a la que quiere, según el caso, estrechar en sus brazos y estrangular. “Como me moría de deseo de volverla a ver entre mis brazos, dulce y acariciadora como la había tenido, le envié un servicio de café y te de porcelana de Sajonia, para doce personas, escribiéndole la esquela de amor que me convertía en el mas cobarde de todos lo hombres. Lo mismo que el perdón de la deuda, no doblegó a Charpillon. Entonces Casanova exige que le devuelvan la letra de cambio a lo que la madre de Charpillon respondiendo por ella alega que se la devolvería en persona cuando se comportara de otro modo y aprendiese a respetarla”.

Al leer esas insolentes palabras, Casanova se precipita al Soho para hacerse devolver lo que se le debe. Pero cuando llega de improviso descubre a Charpillon con el peluquero. Casanova empieza a regar de bastonazos lo que encuentra: la espalda del peluquero, el servicio de Sajonia; Charpillon se arroja al otro lado del lecho, luego desaparace. El peluquero también. El caballero reclama sus letras, a lo que la parentela de Charpillon, atraída por el escándalo, le dice que ellas no la tenían sino la muchacha. A consecuencia Casanova permanece postrado en su casa varios días, sin oír hablar de aquella a la que no puede dejar de amar. Le llegan noticias: Charpillon se halla en grave estado. Después de lo sucedido tiene fiebre, delira, grita sin cesar ¡ahí está Seingalt! ¡ahí esta mi verdugo! ¡Salvadme! quiere matarme. Giovanni se desespera y envía a un criado para ver como sigue, hasta que decide el mismo apersonarse en la casa. La madre le dice que ya no hablaba y que dentro de una hora o poco mas moriría.

Casanova llega al colmo de la desesperación, no ve otra salida que el suicidio. Vuelve a su casa pone en orden sus papeles, su testamento y sale con la idea de arrojarse al Támesis. Compra plomo en una tienda para hundirse. Esta determinado a morir. “Me alegraba de tener la equidad de castigarme, reconociéndome culpable del imperdonable crimen de haber detenido el curso de la vida en el encantador objeto que la naturaleza había creado para el amor”.Un joven ingles lo encuentra, lo ve triste y lo invita a acompañarlo en la velada de la cena. Casanova seguía desolado. Ambos terminan en un baile público. Una de las que bailaban atrae la atención de Casanova. Parecía ser Charpillon pero ¡no podía ser! ¡era imposible! y sin embargo lo comprueba ¡era ella! la que estaba ofendida e iba a morir por su desatino. Se produce en él una convulsión. Trémulo de los pies a la cabeza, el corazón le oprime el pecho. Parece que ese paroxismo lo llevará a un desenlace fatal. Todo lo contrario. Le invade una súbita calma. ¡Curado! Su afección se cura. El amor abandona su corazón. El encanto se ha desvanecido. El hechizo que padecía roto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenooooo, espero el Casanova y Chapillon (II).
Aunque a Chapillón hay que ir a explicarle algunas cositas, no? jajaja.
Saludos.

Lore

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