domingo, 12 de abril de 2009

TE VAS

Quiero recordar si alguna vez hubo principio sin fin, algun perdido ocaso de diciembre en que el tiempo se detuvo a orillas de la mesa de un bar. Si las cortinas se cerraban y un coro inmemorial cubría las aceras de nostalgias. Si los ojos se buscaban y éramos como cíclopes con tu miel en mis párpados. Si la soledad era un mal inoculado por viejas heridas. Si huías de naufragios a plena luz, con tus mejillas inclinadas sobre mis palmas y tus ojos redondeados y filosos cerrandose tenues, acompasados, proféticos. Si el sueño se confundía con el sol cargado de la mañana insomne. Si perdías la calma y renacía un destello de vida. Si los caminos no arrastraban presagios, ni desdenes que te inmovilizaban al borde del camino. Si los sueños cubrían con llamas el pecho y un hombre sonreía tras tus huellas. Si al fin el mundo renunciaba a sus horrores, a su calma impoluta, a sus ríos, al otoño y su montaje, al cristal de las noches muertas. Si el abrazo que impidió el erizo de tu piel aun pendula en algun cuarto de hotel. Si una pareja subía los peldaños en dos correteando mas alla de la boca del subte. Si procuró el alba un perfume anclado en la memoria de la boca y su saliva. Si alguien cruzó Chinvat con los pies desnudos. Si tu pelo enredaba mi aire y las luciérnagas desfallecían entre cenizas de humo. Si la calma y el control se perdían, si el invierno regresaba. Si volvías a Ítaca o un paraíso se incendiaba...


Te vas, a la ciudad definitiva, sin mí
Perdonarás que no te vaya a despedir
La noche corta como un cristal roto
Y tú, estarás tan triste como hermosa
Tu luz quemó mis naves cargadas de incertidumbre
Y el corazón que sobre tu mesa yo puse
Para cenar la noche en que nos dispusimos a saltar
de la mano al precipicio.
Y yo, procuraré sonreír más a menudo
Y acostarme a una hora prudente
Tú me enseñaste que afuera siempre
me está esperando una nueva mañana
Como aquella nuestra radiante y soleada
Te vas, a la ciudad definitiva
Y en Madrid quedamos huérfanos y enfermos
Te vas a reír, pero pregunto cada noche
A los fantasmas que habitan mis bares cuándo vuelves a casa
Los días caen lentos como el polen de un árbol
Cubriendo todo mi jardín de desencanto
Un sucedáneo de la vida, será el fin
El tiempo que he de recorrer sin ti.
Y yo, procuraré no suspirar tan a menudo
Y acostarme a una hora prudente
Yo sé que afuera inevitablemente
Me está esperando una nueva mañana
Lo prometiste, radiante y soleada
Y tú, procurarás cumplir con lo que has prometido
Ser fuerte y devorar la manzana
Has de pensar cada nueva mañana
Que un tipo a menudo piensa en ti y sonríe
Aunque quizás no sean sus días más felices
Y yo, procuraré mantener la luz encendida
Por si se te ocurre volver de repente
Alumbrará este recuerdo incandescente
El camino de vuelta
Aquel que trazaron antes
Viejos fugitivos, nuevos amantes.

Ismael Serrano

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