y congelas el júbilo
jueves, 31 de julio de 2008
No te salves
y congelas el júbilo
Acerca de la edición Micesláneas de tres cuentos de Kafka
y lo alude una vez mas cuando refiere a Der procezz como una de la novelas mas prolíficas del siglo pasado. Aun así no pretendo argumentar la preeminencia de Kafka en el pedestal de los hombres imbuidos de una pesada carga que, cualquiera puede vindicar como interna, pero en muchos casos proviene de hechos exógenos.
No obstante, cabe una distinción: la principal y mas insoslayable angustia es, si no me engaño, la que genera el paso del tiempo. Mas allá de la opinión de los nihilistasm ( de la que me desligo sin muchas reticencias) del barrio o de los torpes polemistas que sancionan este temor como prejuicio burgues, prodiagando, cínicamente, el consabido alegato de la felicidad de los años plenamente vividos. Por desgracia se engañan a si mismos y suele suceder que quienes la ignoran, la sufren aun mas a veces de un modo secreto.
26 de julio
Acequias y miríadas de copos deshilachados
Allá a lo lejos,
En el horizonte,
Conjetural, transido,
Vistiendo el otoño aterido
En que la humedad agonizaba
Sobre la acera ocasional.
¿Qué es estar perdido? Preguntó:
Es la oscuridad detrás del cristal,
Su pesadilla,
La lejía disonante en las azoteas,
La tarde de angustia
Frente al mudo ordenador
Cubierto de dudosas y culpables sombras.
Los augurios, el semblante solitario
De una estrella anodina.
Y hacia la esquina
El claro mortal de la ausencia
De las casitas bajas,
Del portón que se derrumbaba
Contra el callejón.
¿Qué es estar perdido? Preguntó:
Es saberte en otra sucesión, en otras muertes
Es creerte cubierta
Por el aliento vernáculo
Que cunde en los bares
Entre perfumes, entre alegorías
Diagonales desgastadas
Por la huella nefasta de antiguos fantasmas
Cuyo castillo se derrumba
En la ciudad plomiza, burocrática, muerta
Husmeas el aire con asueto
Y los espejos desfallecen
Por íntimas vergüenzas
Que alguna vez juramos no ver.
Y las batallas perdidas
Causan estupor
Ahogando mi pecho,
Aprisionando entre garras de plata y azufre
Los gritos que hubiera debido dar.
¿Que es estar perdido? Preguntó:
Es conjeturarte intacta, feliz,
Orgullosa y atrevida
Militando inconsciente en plazas y claustros,
En ferias que en otros tiempos
Se hubieran vuelto invisibles,
Y tras acallar los murmullos
Que abrigaban,
Declinar invariable al amanecer.
Andarás a las prisas encaramada,
Conjugando rostros y miradas
Vilezas o inciensos de rutinas nuevas
Que amparan las almas de la monotonía o del oprobio.
¿Qué es estar perdido? Preguntó
Es tu voz que no llega ni me abandona
Diluyéndose a través del tamiz de los sueños
Y a ellos se aferra,
Sin fuga posible.
¿Qué estar perdido? Preguntó
Es conocer que no hay respuesta al enigma
De tu piel estrechamente infinita
Que en ánforas de fuego
Se desgarra,
Bajo los velos
De un cielo troquelado y a la vez diagonal.
lunes, 28 de julio de 2008
Anotaciones sobre la canción de autor
Allá por el año 1935 la pluma de Alfredo Le Pera ensayaba: Vivir...con el alma aferrada a un dulce recuerdo/que lloro otra vez... /Tengo miedo del encuentro/con el pasado que vuelve/a enfrentarse con mi vida.../Tengo miedo de las noches/que pobladas de recuerdos/encadenan mi soñar...
Un año antes escribía: Si arrastré por este mundo/la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser, bajo el ala del sombrero cuántas veces embozada/ una lagrima asomada yo no pude contener./ Si crucé por los caminos como un paria /que el destino se empeñó en deshacer o que veinte años no es nada,/que febril la mirada,/ errante en las sombras,/te busca y te nombra./Vivir.../con el alma aferrada/a un dulce recuerdo/que lloro otra vez...
Borges señaló, parejamente y con acierto, que el tango nos daba la certeza de haber cumplido ya con las obligaciones del amor y la valentía. Y algo de eso hay.
Creo mas que nada que la canción de autor nos devuelve los ecos de los eventos que pasaron, tal como la imaginación nos dicta que han pasado y los versos de Le Pera parecen sostener, asimismo, que la batalla contra el tiempo es la fuente y el cause de la angustia pequeña del autor; angustia que en algunos casos adquiere la forma de pregunta: ¿qué hay de aquel amor que nos señaló?/ya no queda ni la sombra/ ¿qué será de tí? /¿dónde fuiste a dar?/ ¿aun te queda alguna peca? o de afirmación: y de aquellos años verdes solo queda un breve aroma de una carta y de un helado de vainilla.
Y aun más: Bergia inicia la composicion advirtiendo, no al que efectivamente quedará absorto o extasiado, por la letra, sino a los otros, a los poco habitués de la nostalgia, o a la posible destinataria: quieras o no quieras recordar y ya advierte de que viene la cosa.
Ismael serrano hace lo mismo en Donde estarás pero el compás de esta canción difiere a la anterior en cuanto a su posición en la escala del tiempo. Mientras Bergia refiere un pasado demasiado lejano y casi conjetural, Ismael remite a algo mas tangible o próximo, casi reciente. La consecuencia de ambas es la misma pero mas atenuada en cuanto a la inclinación del oyente del segundo al ejercicio de esa angustia del discurrir.
Idéntico movimiento notamos entre Qué andaras haciendo ahora con cualquier otra pieza de Bergia o la variación afortunada de Te conocí en fragmentos como: Y ahora te miro/ tras tantos años. /Creo que aún te debo/ muchas canciones, /regar las flores de tu regazo./ El tiempo y sus mareas fueron meciéndonos con sus latidos. /El fiero canto de un guerrero cisne/ anunciaba un nuevo siglo. /Cayeron hombres, levantaron muros y aún seguías conmigo. Mas allá de la perfección de su cadencia y sus entreveros de presente , pasado y porvenir, como si dictaran favorable sentencia a la afirmación de San Agustín de que cada punto presente del tiempo contiene a los otros dos, indican, en este caso, un triunfo conjunto o una celebracion de pasado. Vale decir en todo caso que el presente también acarrea al pasado y al porvenir en sí mismo y no como extensión o metáfora.
Serrat en Aquellas pequeñas cosas antecede prodigiosamente a ambos y, en algún punto, alude la precaución de Le Pera de un estado en el cual uno ya no es lo que ha sido y la íntima e irremediable vergüenza de esta flagrante negligencia : Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,en un papel/o en un cajón.
Pero en realidad toda la canción es la nostalgia, desvainada en letra y musica; Una de sus mas perfectas representaciones, sin la oprobiosa necesidad de un referente externo.
La nostalgia de las canciones de autor constituyen un grito desesperado, una objeción. Es, probablemente, quedar solo y gritando en medio de la plaza, del parque, de la feria deshabitada; una interpelación al tiempo, notable noctámbulo que resiste la vigilia y el fulgor de las madrugadas solitarias o acompañadas. Y acecha, implacable, sórdido....
Las generaciones actuales (salvo deliciosas excepciones) han tenido la deferencia de desdeñar este tipo de canciones, por suerte. Así desprecian el tango (sólamente les atrae la grácil y furtiva exaltación del baile y el encanto de aquel sobre los turistas y los barrios del norte de la ciudad), y la canción de autor, desde otros géneros, gana terreno únicamente por el beneplácito del mercado que apela a caracteres ajenos a lo propio de la letra y la música.
No sé si esto es digno o execrable. Yo disfruto mucho de la canción de autor, sea un tango o no. En parte, por lo que alguna vez confesó Alejandro Dolina (El libro del fantasma, Tratado de música y afines), cuyas convicciones o artículos, muchas veces han tomado forma de melodía y declamación; en parte, porque me suscitan ese resquemor y esa angustia por el tiempo, por esa batalla inútil que es la madre de las batallas y que, como bien se dice ,está condenada a la consagración de lo que se diluye perpetuamente, sin posibilidad del majestuoso alegato o de la objeción práctica.
Ese placer indolente de la contemplación de una estela sucinta, de un pasado y un porvenir que se entremezclan furiosamente en el presente, en la creencia y en la vigilia, es mi dicha y mi tesoro. Como nos espeta Nunca te dije:
Quedan atrás días alegres,
viejos bares, tu buhardilla, mi seiscientos,
un paraguas y una rana,
un teléfono sin número,
una almohada abandonada
o
Parece que fue ayer pero han pasado
ya unos veintitantos años.
Madrid era una caja de sorpresas,
yo tenía aquel dos caballos.
No había que dormir, no importaba el porvenir,
cada noche por delante.
Hasta el amanecer entregados al placer
como siempre dando el cante.
Vimos pasar algunos trenes con pañuelos
que decían adiós.
Los compañeros del colegio,
las caricias de aquel primer amor.
Aquello era vivir sin tener que decidir
cuál era nuestro destino.
A mí me daba igual, tenía vitacal,
mi guitarra y una amante.
Y resulta que aunque no esté mal a veces
es terrible estar sólo.
Amanece pero no es igual,
no queda nada después de todo.
Cantábamos en los setenta aquellas canciones
de Stephen Stills "love the one your with"
empaquetados en tu vespa por las calles
de aquel viejo Madrid.
Buscando algún lugar donde poder tocar
todas nuestras ilusiones,
tendremos que ensayar, mañana hay que tocar
quién me deja una guitarra.
Echo de menos las fantasías
de aquellos días que no volverán.
Tus deliciosos veinte años cuando
te decidiste a ser mamá.
Soñando un porvenir, mañana hay que seguir
como siempre hacia adelante.
Qué le vamos a hacer si me tocó perder
por dudar de la evidencia.
Y resulta que no me da igual,
ahora es terrible estar solo.
Amanece pero no es igual,
no queda nada después de todo.
Fueron días felices que ya no volverán.
Hay que echarle narices que otros días vendrán.
Parece que fue ayer pero han pasado
ya unos veintitantos años.
N. A: Nótese que cuando refiero nostalgia hablo de melancolía. No es complejo advertir que la nostalgia es funesta; prefiero el foco apuntando hacia adelante en el escenario. La melancolía, o la certeza de la derrota que nos depara el curso de los años, es el sentido verdadero del azar de nuestros actos (o debería serlo). Depende de como afrontemos esa gresca fatal e injusta. Los bellos personajes del maestro Benigni en El tigre y la nieve nos dan una muestra de los dos extremos de esa confrontación con el destino: la del poeta italiano Di Giovanni o la del islamico Fuad. Yo prefiero una de ellas; no hace falta decir cuál.
viernes, 25 de julio de 2008
Otra condena
Oportuno, tardío, dilatorio fallo; inconmensurable ya, y auspicioso para las generaciones que poblamos de aquí en adelante la sucesión y la cadencia argentina. Pero puntualmente me pregunto por los vastagos de la lógica que exhibió Menéndez, con inopinado rigor, durante su alegato final. Esa alucinación conspirativa marxista que, según él, ha tomado el poder político mediante la estrategia gramsciana para luego, en un futuro, tras abandonar su disfraz legalista y democrático, mutar en un régimen opresivo, totalitario, negador y vituperante de la fe cristiana y los sagrados valores occidentales.
Cabe decir que los oficiales y los altos mandos del ejército durante los años de la dictadura, han criado hijos, educándolos y adoctrinándolos de una manera muy parecida al resto de los individuos. Incluso, habiéndose comportado como excelentes padres, procuraron, en muchos casos , satisfacer con afecto las pretensiones y necesidades que poseen los niños durante sus años de mayor indefensión y dependencia. A la par, estos hombres, al igual que cualquier otro, le transmitieron a aquellos sus prejuicios, sus miedos, sus incertidumbres, su locura. Y como cualquiera de nuestros mayores, les impusieron una serie de premisas inclaudicables que se ciernen como artículos de fe en su conciencia. Son ellos los que me preocupan.
Hay algo, por lo demás, incomprensible en la estructura de pensamiento del represor y del militar. Algo irracional o estúpido. Y, la potencial reproducción de esa estructura, ensombrece cada dictamen que se pronuncia en los tribunales de juicio. La posibilidad está; uno nunca sabe, con indeclinable certeza, los resultados de determinadas acciones; existen probabilidades y, a la par, un emporio de dudas; cada consecuencia frente a cada causa, constituye, al fin, un misterio parcialmente irresoluble. Existe la ocasión de fuga.
La reacción ha penetrado en todos los foros de la sociedad argentina, cuya base misma es alimentada por conceptos ajenos a toda forma de solidaridad o fraternidad inmediata entre sus miembros. Aun así, esta pervivencia no puede ser eterna como nada, en definitiva, lo es ; un movimiento de afirmación debe reavivar cada tanto sus fuegos . Y estos zarpazos desesperados han despedazado con cada gobierno de facto nuestras esperanzas y nuestra fe en un destino diferente.
Es finalmente, la presencia del observador, simultáneo o futuro, la que rehabilita el anhelo y el empeño de modificar la soberbia marcha de los acontecimientos.
La algarabía, el llanto, los estruendosos murmullos que el juez Jaime Diaz Gavier intento en vano contener (como si se pudiera detener una marejada o una tormenta contenida por el gris o el vaho), el gesto de desconcierto de los familiares de desaparecidos que presenciaron la audiencia final, pueblan mi impresión del juicio.
Es, acaso, imposible escribir la felicidad. Yo no lo intentaré, siquiera, en estas líneas. Invito a quienes lean esto a componerla como les plazca. Por mi parte, absorto en la posibilidad de huida, de deconstrucción, intuyo que el horror todavía no nos es ajeno o indolente. Tampoco el puñal de la impunidad y el delirio.
Quise creer que Michelé Najlis implora este mismo desvelo, en estos versos:
Nos persiguieron en la noche
nos acorralaron
sin dejarnos más defensa que nuestras manos
unidas a millones de manos unidas.
Nos hicieron escupir sangre,
nos azotaron;
llenaron nuestros cuerpos con descargas eléctricas,
y nuestras bocas las llenaron de cal,
nos dejaron noches enteras junto a las fieras,
nos arrojaron en sótanos sin tiempo,
nos arrancaron las uñas;
con nuestra sangre cubrieron hasta sus tejados,
hasta sus propios rostros,
pero nuestras manos
siguen unidas a millones de manos unidas.
A todos ellos unimos nuestras palmas...
N.A. Los invito a ver el video de la sentencia en Protagonistas del Sur. La imagen final es exultante.
jueves, 24 de julio de 2008
Ni la muerte, ni el instante
de un reflejo inerte,
de esferas rústicas, del trazo de una estela.
Y los terraplenes me devuelven tu beso
y la oscuridad en que retorna
Lentas filas andariegas de humos lúcidos y mortales
acatan tu mirada enlazada
justa, militante, conjetural.
Hoy, en que los días son herrumbrosos
y la aurora duele a la luz de las heridas.
Y los discursos resuenan a lo lejos,
como un eco furtivo.
Empereciendo la calma,
el vaho te devuelve cubierta en llamas.
Veo a la ventana mecida en la ciudad
en sucias marejadas de polvo, de sudor
que entibian el hálito confuso,
dilatando las mudos lienzos de la rutina.
Y, anacrónica, entibias con tu aroma
ese andamiaje frío que me mira de frente.
¿De qué valen la oscuridad, el infierno, las tinieblas
la claridad, que penetra y redime,
los pasos y la huella,
si la esperanza se ha marchado
tras los ruidos y el candor
de Julio?
Hoy veo a la ventana con la visión
un poco maltrecha y envilecida
turbia, encaramada,
en la convicción
de que la nada nos espera
a la deriva,
prosternada
ante la desdicha de su propia imago.
Veo a la ventana y mi boca se seca
Y las lágrimas enjugadas no vierten
en derrotero alguno su final
Veo a la ventana con el ansia
del paraíso que abrigabas
en tu regazo, en tus palabras,
en el cálido coro de tu vientre
que ya ni presagio.
Veo a la ventana y el orbe
replica ese vacío de la noche abstracta
inmersa en el coro sucesivo
en el fragor, en el delirio,
y me acerco al momento en que
la noche no era una,
ni la muerte, ni el instante,
ni lo eterno, ni el abrazo,
o la conjunción de cuerpos informes;
la noche era el ocaso
de la vigilia infame y repetida
viernes, 11 de julio de 2008
Con los cinco pinares de tu muerte y la mía
Tú volverás. Escucha. La promesa besada
Sobre tu cicatriz sin huella con racimo en silencio
Nos da destino y fruto en la herida del aire.
Si yo pudiera darte la creencia y los años,
La visión renovada esta tarde de otoño
Deslumbrada y segura sin recuerdo cobarde,
Vileza macilenta, sin soledad ni ayuda…
Es el amor que vuelve. ¿Y qué hacemos ahora
Si está la alondra del alba cantando en la resina
De los cinco pinares de tu muerte y la mía?
Fue demasiado pronto pero ahora no es tarde.
¡Si es el amor sin dueño, si es nuestra creación:
El misterio que salva y la vida que vive!
CLAUDIO RODRÍGUEZ
INDICES
jueves, 10 de julio de 2008
Algo no tan perdido
Ahora te figuro inmensa y peculiar,
Un inanimado misterio de corredores y parras
de ladrillo desteñido, un sendero,
Dilatado en extremos ladeados y alguna saliente.
Tu extensión es enigma enraizado en tierra furibunda
Mulata,
de tiempos en que la pampa era redonda
Y el sol emergía ayuno de miradas humanas.
Sucesivos tropiezos han quedado,
y en tí reposa,
Un daguerrotipo borroso de mis pies escuálidos,
De mi cuerpo liviano y sin cicatrices.
Sospecho que dos personas, o tres, se han perdido,
en la hondura de tus fondos,
absortos por el inacabado foso
que perfora la tierra en su magna cabalidad.
Dos han perdido la juventud y uno la niñez
Nota del autor: la casa, originariamente, perteneció a mis tíos. Siempre cobijé, para mis adentros, la conjetura o la certeza de que San Antonio de Padua, estación enclavada a manera de estorbo entre Ituzaingó y Merlo, era y es ilusoria; una mera entelequia que absorta al peregrino a detenerse en el trayecto hacia otros senderos mas prodigiosos. Con los años descubrí que todo ello es cierto y que sus arrabales constituyen la esencia inconcebible de ese obstáculo. Nadie se resiste a esa hondonada de casas bajas y techos a dos aguas; es el dichoso y particular hallazgo de todo joven y timorato poeta.
domingo, 6 de julio de 2008
DE LA ESTACION, DOS CUADRAS
Si tus calles apuran la sombra,
El adoquín las oprime
En mitad del remanso del callejón
Apacentado por la luna y sus escombros de plata.
Los serenos cautivos de prosapia
Presagiando la ruina circular
En noble lealtad de café
Entre anémonas de humo y sudor de sal
¿Que anodina voluntad, indiferente acaso,
inflinge al movimiento solemne, alertagado
su primigenia inercia, su halito?
¿Cómo llamaremos al sutil hacedor
de tus caprichosas veleidades de urbe,
de los recónditos murales arraigados
que se derraman sobre la callejuela,
de todos tus ditirambos de bronce?
Tu sur es un sur imprevisto, inmemorial,
Cuyo margen es de río y de mar a la vez.
Palida tiniebla entrevista
En los primeros movimientos del tiempo
Cuando la fundida tierra
indómita y virgen,
Te presentía en el candor de su trazo.
Al avizorar tu amanecer,
la imaginación prefigura esos avatares,
los cristales reflejan la inmensidad,
los imperios, caídos sol tras sol,
todos, son las lastimeras excusas de tu nacimiento.
viernes, 4 de julio de 2008
DESPUES DE LOS CIEN DIAS...
Ignoro si en las proximas horas habra agitación y dudas y cacerolas exteriorizando la mezquina exaltación de Recoleta, Palermo o Nuñez. Espero que no.
Las oligarquías prosiguen firmes en America Latina; cuanto más se las niega más aumenta la impresión de que continuan allí, cincelando nuestras vidas y nuestro presente. El debate en las comisiones de Agricultura y Hacienda arroja, paradójicamente, luz y neblinosas contradicciones al respecto, como todo este marasmo.
He comprobado cabalmente que la mayor parte de esta contienda responde, a riesgo de paracer exagerado, a una pulsión profunda de la identidad argentina. Hay algunas cosas en juego; entre ellas la posibilidad de conocer inequívocamente los intereses y la ideología de los implicados, certeza que se nos ha negado de manera tan directa y explícita hasta ahora. La otra posibilidad es el planteo de un modelo de sociedad, de una dialéctica que nos habilite a conformar al final del camino una sociedad materialmente igualitaria y humana.
La segunda cuestión es dificil de concebir desde los partidarios del agro. Ayer Jorge Obeid gobernador de Santa Fé, disidente de la posición férrea del gobierno en relación a las retenciones móviles fue abucheado a la salida del recinto. La postura es clara: se hace lo que queremos o no estamos conformes. Aparecen, además, críticas hacia la burocracia y la corrupción estatal. Me hubiese gustado que estas mismas voces se hubieran alzado contra las expropiaciones de los años noventa, refulgor y apogeo del neoliberalismo, o en la lucha salarial de los sindicatos. Se habla de los medianos y pequeños productores y, a la par, de que las retenciones se cobran al momento del embarque de los productos pero nadie refiere la fijación de los precios, el traslado de las pérdidas (desde los mas grandes a los mas pequeños) y los sueldos de los trabajadores del campo y chacareros. Las disertaciones se dilatan y cada uno expresa alguna verdad ailada pero los opositores del gobierno asumen un papel peligroso, irresponsable en muchos casos y condescendiente con grupos de presión que nos han condenado, cruentamente, con dictaduras y demás manipulaciones, a ser únicamente un país productor de materias primas en favor de sus intereses, en detrimento del resto. Se critica el papel intervencionista del estado; segúramente para favorecer los excesos de los privados.
Una dialéctica implicaría que de un estado A pasemos a uno B, con las reminiscencias del estado anterior. Este proceso es el que se dirime en Argentina y en América Latina, con las simplificaciones del caso de esta entrada. Confiaría, luego, en la llegada a C pero resulta, entonces, imprescindible colaborar para que B sea posible, aunque este estado equivalga a una derrota aparente. Creo que los ruralistas, la oposicion y ciertos círculos de la sociedad Argentina pugnan por seguir en A. Lo que es indudable, es que una cierta irracionalidad se deduce de sus pareceres, enfáticos, y corregidos por los asesores de prensa del señor De Angeli y compáñía (que cambió del "vamos a enseñarles a legislar" por "hay que procurar defender las instituciones como el Congreso").
En fin... son jornadas de luchas. Indicios no nos faltan por toda America del Sur; no obstante el faro de las Madres nos enseña el camino.
Acá en el sur el alba aun aguarda en el horizonte invisible, entreverado con el mar y el firmamento o, tal vez, entre nosotros apenas silente, escurridizo...
Ignoro si en las próximas horas tras la provisoria ratificación de la medida de las retenciones móviles habrá cacerolazos. Espero que no.
miércoles, 2 de julio de 2008
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
martes, 1 de julio de 2008
"Mis manos y estas calles..."
No te busco, tampoco te encuentro.
Las luces contra la acera
parten el firmamento azul
y los resabios de un paraíso perdido
se sientan a mi lado en el colectivo.
Camino errabundo por las calles,
ligeramente insomnes en la vigilia,
melodía casual de vahos y promesas.
y los titulares de los periódicos me aterran
y las sombras aparecen troqueladas
Y los relojes se sacian por el rocío
Titilante de la bruma de mis noches.
Siento el rumor de un roce
Que me recuerda a tí,
Ojos que relampaguean
Preanunciando los males
De un carmín anodino,
En que la primavera asumía la forma
Del desierto impávido de Assuan
Y no había descubrimiento ni confesiones,
Solo una indolente sonrisa
Socavando las esquirlas del sueño y la muerte.
Tiemblo ahora al mirarla en el colectivo,
Con la certitud de cifrarte en ella
De no poder besarla,
Por estar loco a la vera de un naufragio invisible.
Baja en la próxima parada
y la mía aun está lejos...
y La sucesión presagia un paraje
y la aurora, desdén.
y los murmullos, voces de despedidas
enlutando la calle principal,
las lunas, los bares,
la corriente de la brisa helada
ante la sombra y los charcos
frente a casas desconocidas y antaño grises
No sé si existe o existió alguna vez
ese paramo,
si se perdió o se ganó...
Intento conjeturar qué poste lo anunciará,
Inequívocamente.
Nuestros visitantes
687474703A2F2F7777772E6573746164697374696361736772617469732E636F6D2F65737461646973746963617320677261746973 |
Estadisticas Gratis |