jueves, 16 de diciembre de 2010

¡Sere racional!

¡Seré racional!
Cuando el presagio del incienso
No destruya las aceras
Y espectros con verdes cuchillos
en sus fauces,
Reaviven la sombra desvelada,
Tras la huella de una esquina

¡Seré racional!
Cuando los candados rechinen su vergüenza
y los notarios apabullados por el rigor de la espuma
Huyan despavoridos entre papeles y rúbricas,
Cuando se derrumben naufragios,
en un jardín de repleto de alabastro.

¡Seré racional!
cuando aúllen las mujeres sus verdades dormidas
y sus vientres se incendien,
cuando tus dedos repasen las imperfecciones
de una pared de cal ligeramente empapelada

¡Seré racional!
cuando mires el aire envanecido
y sepas que no quieras perder lo que ganas,
cuando los fatuos fantasmas de Joyce
no se desvanezcan en la memoria por tu ausencia.

¡Seré racional!
cuando un elfo me desvele
con silencios y sombras
en mitad del Tenampa,
cuando me alimente el humo de tu boca
Renaciendo mi pecho con la estela del neón.

¡Seré racional!
cuando mi hastío discurra en el bermellón,
y postes, cabriolés y luciérnagas desfallezcan
ante un espejo cubierto de orlas grises,
cuando tu ausencia remita ciertos versos
de una sola sílaba.

¡Seré racional!
Cuando se deshagan los tirantes de mi garganta
Y un húmedo estilete derrame aceite,
Sobre tu cuerpo desnudo en medio de la calle
Cuando vea en sueños una serpiente
Y el Quetzalcoatl o el Cujubí se cuelen en mi bolsa.

¡Seré racional!
Cuando del sínodo de tu boca
Salgan palabras entrelazadas al carmín,
Cuando el mundo se rompa en el crujido de una canilla
Cuando me ofrezcas una leve mirada
Y mi alma se ahogue con el último sorbo de café

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