sábado, 9 de octubre de 2010

Una pequeña disgresión

Copio textualmente la segunda parte de un correo enviado por una oyente de Inkorregibles. Siendo la primera afectuosa y de carácter netamente elogioso, me la guardo para mí. La segunda emite consideraciones interesantes. La contestación no lo es tanto.


"En esto se notó claramente la juventud de los periodistas del programa.


Y ahora paso a detallar lo que no me cerró, lo cual no significa que algo esté mal. No. Todo está bien, uno tiene que trabajar.

El programa se dirige a un determinado público. Ya de entrada, al decir que “Incorregibles” es un programa de “La Cámpora” es como decir que un discurso radial cristiano está armado por un pastor evangélico o por el Papa. A mí, eso siempre me huele a que quieren “convertirme”. Yo puedo concordar con que Cristo es un gran maestro espiritual y no por eso dejar de pensar con mi propia cabeza, para pensar con una cabeza colectiva, como lo son las iglesias. Algo de eso me despierta el partidismo político.

Borges recomendaba a los escritores que si el cuento trata sobre “la mesa”, la palabra “mesa” no debe aparecer en el texto, sino que debe deducirse o descubrirse.

El hecho de que el programa sea kirchnerista de un modo tan apasionado y explícito, priva de su valioso contenido a muchas personas que piensan igual que ustedes, pero que oyen la palabra Kirchner y escupen. Ustedes dirán que son oligarcas, monopolistas, golpistas, lo cual puede ser que sí o que no. Hay gente de mi familia que si aparece Kirchner en televisión, cambian inmediatamente de canal y no son nada de eso.

Las apariencias engañan y todo se resume en una frase mencionada en el programa por Cristina, adonde afirma que ella nunca es neutral, sino que toma postura: “… para neutralizar están los suizos, decía mi abuela…”. La abuela de Cristina quizás no supo que en la segunda guerra mundial, los suizos aparentando ser neutrales, se quedaron con sus bancos llenos de dinero. No fueron neutrales, en realidad.

A mí me encantó la marcha peronista en rock, con guitarra eléctrica, pero si la escucha mi suegra, se desmaya.

Tomé nota de otros dichos que suenan a frases hechas, repetidas mil veces:

· Néstor y Cristina, lo mejor que nos pasó.

· Gorilas de Clarín.

· Cobos traidor.

· Impresentables de la oposición.

· Muchos odian a 678.

· Compañero Facundo.

· Néstor siempre dejó claro lo que buscan, que es desestabilizar.

· Herramientas militantes somos nosotros.

· La gran épica del kirchnerismo en el siglo XXI.

· Festejamos el cumpleaños del General.

· Los compañeros hacen esto en los Ministerios.



Te mando un beso y adelante con tu profesión.

Estela Luján.

Estela:

¡Gracias por escucharnos! Esa deferencia es primordial destacarla y celebrarla; constituye sin más una caricia al alma. Sobre lo que apuntas en la segunda parte voy a replicar como un intercambio de consideraciones puesto que el programa no soy enteramente yo, en gran medida porque hago producción en estudio y no tengo la potestad absoluta del contenido.

En ello debo puntualizar una cosa o dos. Viendo los videos de unas entrevistas que le hicieron a Alejandro Dolina Luis Majul y Juan Micheli el observador escrupuloso puede notar la contorsión de los gestos de Alejandro al volverse hermético al punto de llevar hasta la superficie misma, en cada pliego de su rostro, un profundo malestar, una indignación esencial y apenas disimulable. Contrastándolo con sus presentaciones en TVR puede advertirse gratamente la diferencia anímica de este hombre cuando se siente cómodo y cuando no. Puede notarse la veracidad absoluta e indeclinable de sus simpatías. Conmigo sucede algo similar. Tamaña circunstancia no impide algunos desacuerdos. Supongo que habrás escuchado ayer una ya clásica dicotomía "Borges o Cortazar", una especie de lugar común entre los militantes políticos con tendencia identitaria de izquierda. Yo aborrezco esa antinomia, en particular en este caso por la estrecha relación causal que guardan las primeras publicaciones de Julio Cortazar con Borges. No consiento ese lugar común del pensamiento de cierta izquierda elitista consustanciada con el imago de Galeano a manera de mercancía de supermercado. Ese obrar del pensamiento es perjudicial en todo sentido, es verdaderamente nefasto. En cuanto a la identificación del programa con La Cámpora puedo alegar una cierta satisfacción por la veracidad de la referencia. Borges sugería la conveniencia de lo subrepticio en virtud de su propia lógica en la composición literaria. Notá que, por ejemplo, la novela policial se mueve con la premisa de dos argumentos: el evidente, superficial, y aquel que se desliza por debajo de las primeras preposiciones del autor y gradualmente va adquiriendo notoriedad conforme la obra llega al final. Las mejores piezas son aquellas en las cuales se genera una inquietud mas que una certeza ya elaborada por su hacedor. No obstante ahí lo tenemos a Popper: No existe una verdad absoluta; toda verdad absoluta establece un dogma. Sin embargo a cada momento hay hipótesis fuertes que resisten la contratación y en la medida en que soporten cada vez mas contrastaciones se vuelven mas fuertes. Aun así deben ser falsables para ser pasibles de la acusación de verdad absoluta. Cristian Metz cuando habla de los verosímiles en el cine derivado del to eikos de Aristóteles (aquellas cosas que son verdad a los ojos de los que saben) o la concepción post aristotélica que establecía lo verosímil como el respeto de unas normas del género conocidas, sostiene una mecánica similar a la popperiana. Huelga aclarar que soy popperiano. Por tal supongo que existen verdades fuertes las cuales hasta ahora resisten las contrastaciones a las que fueron sometidas.

La equiparación del kirchnerismo a la religión la he escuchado en muchos foros incluso en TVR en boca de Sebastian Wainraich. Creo que es una subestimación imperdonable pues se sustenta en dos omisiones groseras. Primero: Estoy seguro -y lo he escrito- que no existe cultura kirchnerista por lo cual no hay gestualidad, ni símbolos inequívocos emparentados al patronímico. Tal vez el tiempo y la fuerza de ciertos logros los configuren. No lo se. La religión, en cambio, sí configuró los gestos cotidianos y el modelo de nuestra cultura occidental durante largos siglos con las atrocidades ya conocidas del Tribunal del Santo Oficio. Lo que sucede, sospecho, es que el cristianismo fue poder omnímodo y aun hoy lo vocifera aun en forma residual y resquebrajada. En ese sentido no hay colectivo político que repita semejante homogeneización del pensamiento. Por dos cuestiones: la primera porque si hay algo que noto en estas corrientes es la concurrencia del disenso pero un disenso sostenido por premisas racionales y no simplemente porque la visión de una persona suscite arcadas o por la crencia del Ungido o la pertinacia en la vida piadosa de unas cuantas frases escritas en verso hace alrededor de dos milenios e impresas tras la fabulosa invención en 1583 de Gütemberg. A mí en particular ciertos referentes de la oposición y de la centroizquierda, ciertos counicadores incluso llegaron a caerme bien (profesaba por ellos amistad a la manera de Savater con Camus). Es la cabalidad de sus infamias argumentales, la escasa hondura de su genio, el escarnio apenas atemperado por la lógica, la certeza de un interés inconfesable que tergiversa y manipula sobre las esperanzas de un pueblo, lo que me espanta de ellos. Quizá la prueba sea la nota que te escribo.

Entre los cristianos no se permiten la mínima duda. En las cuestiones políticas la incerteza es una recurrencia fatal y dichosa. No obstante no confundo el necesario espíritu crítico con la respuesta hartamente necia de quien no se sienta a entrecruzar argumentos. Vos conoces nuestra historia. Yo la he vislumbrado varias veces y he visto las consecuencias y los repetidos errores. Hasta hoy diversos sectores sociales en apariencia progresistas no han sabido situarse, mas allá de las diferencia que yo tengo con el peronismo lo cual no logra alejarme ni exonerarme de él, cuando se cierne un gobierno inclinado sea por el motivo que fuere (yo no soy Kirchner o Perón para afirmar nada por ellos) mas a las necesidades de los pobres y los sectores populares que a las corporaciones y el poder de los hacendados metamorfoseados por el paso del tiempo. Y al momento de asumir un papel en nuestra historia, de comprometerse con el contenido de sus discursos, las consecuencias han sido desgraciadas para nuestra gente.

Si se puede ser menos autoritario o personalista, no lo se. Siempre comento a mi familia que de vivir en la época de Perón quizá no hubiera soportado el aire respirado por los intelectuales de aquella época. Inmediatamente se me aparece la escena de la película Eva Perón protagonizada por Esther Goris, específicamente el diálogo ficcional brillantemente creado por José Pablo Feinmann entre Eva y Discépolo. Ese podría ser yo, aunque ¡no enteramente! Alli Eva le explica porque utilizan la voz de un personaje dudoso como Apold con dudosos propósitos para defender al peronismo y culmina con una frase memorable "la revolución no se hace solo con ángeles como vos". Segundo: he leído Clarín muchas veces y en este último tiempo mas aun. Mi fortuna es que al mismo tiempo en aquel pasado conjetural leía mas asiduamente a Gramcsi, Marx, Borges, Bioy, Poulantzas, Anderson, Kafka, Portantiero, Ortega, Rusell y escuchaba a mis primeros profesores de la facultad. Es decir oía más a los que estaban a mi lado y me mantenía mayormente, aunque no completamente, por fuera de lo riguroso de cada instante en los periódicos. Pero hubieron otras marcas o huellas en el sentido de Verón en mi conciencia. los rastros de esa cultura que hoy debo deconstruir son las huellas proyectadas en los usos, las preferencias, los modos, los gestos construidos por ese poder que es el poder de las corporaciones. ¡Olvidémonos de las corporaciones militares, policiales y religiosas! ¡no creamos como cierta izquierda retardada en la voracidad del horror que les suscitan a su almita atribulada! ¡no! Equivaldría a atrasar 211 años. Esas formas de poder han sido vencidas totalmente (ya antes sucumbieron al poder del metálico) por la burguesía en las corporaciones mediáticas y financieras en la década del setenta y se consolidaron en los noventa. La burguesía, o la oligarquía local aliada y servidora de aquella, ya no las necesita, ha asumido el poder por sí misma asegurándose la condescendencia de la milicia y el clero. Se apoderó también del estado. Este último ciertamente conservó una mínima autonomía pero no le basto. En años últimos se trenzó en juegos de poder ajedrecísticos cuya derrota estaba anticipada porque su potestad basada en la entrega y la traición de su calidad de representantes del pueblo no podía preveer otra cosa. Ese poder es la religión de hoy. La Cámpora, la Juventud Peronista, Kirchner no pueden emular esa instancia porque sabrás por Adorno que el pensamiento triunfante sale de la esfera crítica precisamente por su calidad de vencedor, porque se ha producido al mismo tiempo, la derrota de las premisas del mismo. Adorno en su caso aludía al iluminismo, la artera traición hacia las promesas de igualdad, libertad y fraternidad. Yo creo a la manera de Forster que no se lograron cruzar los caminos entre los tres abstractos. Mi esperanza radica en que una construcción política logré por fin entrecruzar los senderos de la igualdad y la libertad, causa rutilante de los fracasos de las revoluciones socialistas conocidas, cuyos polos opuestos son la hidalguía cubana y la monstruosidad soviética. Paradigmas de lo que el fracaso pude sembrar en un hombre o en los pueblos: la honorabilidad de la resistencia o la caída tras un largo recorrido por la degradación.
Con respecto a Kirchner, supongo Estela que habrá personas que no lo pueden ni ver y ello no los convierte en nada. Sobre todo porque no se hallan en la función pública con capacidades decisorias. Es de lamentar, sin embargo, que muchos en estas condiciones tengan el mismo comportamiento que los descriptos por vos en tus parientes. Me gustaría que próximas generaciones en lugar de horrorizarse pudiesen tipificar las causas de su desagrado. Recuerdo en ello, si se produce sin argumentación, sin pruebas, la réplica del horror sagrado que procede de la religión.

El partidismo político como todo colectivo se configura simbólicamente. Lo simbólico por lo general ordena lo imperioso, la violencia de lo externo. El símbolo en sí mismo no implica la nulidad del pensamiento. Leyendo a Unamuno vengo a enterarme que un símbolo pude convertirse en hombre ¡y hasta un concepto! La hipérbola que quiere tocar a su asíntota y no lo consigue, si el geómetra lo siente, puede convertirse en un hombre, y un hombre trágico, dice él. Prosigue: y la novela o la tragedia del binomio de Newton. No se si Newton lo sintió.
Nosotros pensamos a partir del símbolo; este ordena la capacidad humana de razonar. En ello La Cámpora y el partidismo político actúan así. Pero hay un salto enorme entre semejante instancia y la imposición de unas ciertas conductas semejantes al automatismo. Creo que es lo contario a lo propuesto por el partidismo.
Revisando los lugares comunes con las frases bien enumeradas por vos otorgo la humilde corrección de tus señalamientos. Pero aquí interpongo la premisa de que es un programa militante. Tato Contiza por ejemplo en la misma radio se aparta de estos lugares muertos del pensamiento. Los conductores de este programa lo harán con el tiempo o con otras propuestas. Es una inquietud que yo comparto Estela pero veo el concurso monolítico del discurso de las corporaciones y me pregunto si la repetición a veces no es deseable. También porque conjeturo que el receptor una vez liberado del terror y el letargo halla en esa repetición, incluso en los lugares comunes, el impulso para su propia capacidad de análisis y deconstrucción del discurso hegemónico. Si el pensamiento partidario, kirchnerista en este caso, adquiere los vicios de la cultura hasta hoy dominante, habrá que disuadirlo o combatirlo pero sin duda configurará un paso adelante y el saldo de una cuenta pendiente en nuestra historia.

He afirmado que soy popperiano y ahora señalo mis referentes en esa capacidad continua de la reflexión y el talento persuasivo. A uno lo he citado, Forster. Otros podrían ser Contiza, Aliverti, Alejandro Dolina, Norberto Galasso, Jose Pablo Feinmann y otros tantos. Y no puedo prescindir de Borges por mucho que se diga.

Todo lo que he cifrado aquí es una mezcla de esperanzas y pareceres últimos. Deseo que puedan distinguirse. Creo que así lo hacen. Gratamente entreveo que este programa y este período de nuestra historia permiten estas comparecencias y no con el aire de ingrata superficialidad de otros años sino en el profundo resquemor de las encrucijadas sucitadas a partir de un cambio de paradigma. Eso tan minúsculo -tan supremo- basta para envolver de esplendor y confianza mi espíritu.

Gracias, Estela. Disculpa la extensión. ¡Un beso enorme!

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